lunes, 9 de febrero de 2009

LOS GRAMMY 2009

Por Philippe Siegenthaler

Aunque los ojos del mundo musical se hayan acostumbrado a recibir cada nuevo febrero, con ánimo o sin el, las noticias y ceremonia de los Premios Grammy, hace muchísimo tiempo éstos no generaban tanta expectativa.

Una campaña publicitaria agresiva, aunque esto no suene extraño para la costumbre americana sí sorprendió su discurso, sus personajes, su lenguaje; un cambio político sin precedentes en el país que cobija de esperanza y tolerancia a todos sus estamentos, reflejándose en un aire de libertad atorado por años; una coyuntura económica que no distingue y se ha llevado por delante cantidad de sueños y prestigios, que atemoriza pero también sensibiliza a la gente.

Quizá lo anterior, combinando con una parrilla musical sin precedentes, tan grande y amplia que sólo se podría comparar con carteles de Festivales, prácticamente obligaban a quienes amamos la música a echarle un vistazo a la 51 entrega de estos premios. Para aquellas personas que aún no se convencían, una agrupación tan apática a estos espectáculos como Radiohead o la presentación de leyendas como Sir Paul McCartney, Robert Plant o Al Green debían dar ese último empujoncito hacia la pantalla.

Perdonarán los expertos, los de las diferentes cadenas radiales y televisas que en repetidas ocasiones han y cubrieron este evento, aquellas personas del común que año tras año han seguido los Grammy, pero ésta ha sido una de las ceremonias más emocionantes que se puedan recordar. 3 horas 30 minutos en donde, prácticamente, lo único que importó fue la música…

Y sí, puede sonar extraño, pero es que normalmente este tipo de premiaciones se concentra entorno a los discursos, los agradecimientos, los chistes, en fin, la magnífica capacidad oral. Pero esta vez, aunque hubo de aquello, estuvo sin duda hasta en un tercer plano. O simplemente comparemos las 10 estatuillas entregadas en vivo contra las 21 presentaciones musicales.

El escenario de los Grammy siempre ha sido un lugar de realización de sueños para los artistas. Claro, unos querrán acumular la mayor cantidad de gramófonos, pero otros realmente lo disfrutan artísticamente y recrean un espectáculo fabuloso, sacado de sus fantasías. Versiones únicas, inéditas, que jamás se repetirán, colaboraciones generacionales, de género (musicales & sexo)… En 2009 21 sensaciones y emociones, para todos los gustos y deseos, momentos para deleitarse de sonidos que tal vez durante el año poco apreciamos, o para sorprendernos de la grandeza de aquellos que disfrutamos. La música es espectáculo, diversión y, con una gota de sensibilidad (lástima que a veces no se pueda pedir más…), uno de los mayores gozos del mundo. Los Grammy, por fin, vibraron…


Aquí tenemos algunas de esas presentaciones

1 comentario:

malenaroja dijo...

Efectivamente esta entrega de los grammy fue asombrosa. Es decir, esperaba yo una de esas cosas que se tornan aburridas y que no se sienten como un evento relacionado con la música.
Al ver la entrega empecé a pensar que el cambio en muchos aspectos se debe también al cambio en la industria y los medios de difusión. Actualmente cualquiera puede difundir cualquier cosa, pero al igual que en la literatura, sólo permanece una parte de esa oferta, es decir sólo una parte de esos productos logra tener sus lectores.
Creo que la crisis en la industria, la fuga de los artistas a otros medios de difusión, ayudaron a que la entrega fuera más sobria y más pensada. Sobre todo cuando la idea de la estrella de rock se ha ido diluyendo cada vez más y se ha empezado ha pensar más en el músico como alguien que piensa la música y trabaja con esmero paa crearla y recrearla.
Veo entonces, y espero sea cierto, un reconocimiento al arte como trabajo y como producto del sentir y el pensar del artista, que será recogida de laguna forma por la industria y que, tal vez, nos haga más reflexivos ante la industria y los procesos de la música.